«Es central discutir qué uso se le da a la tierra»

Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE), habló con el programa «Aire Fresco».

AIRE FRESCONOTICIAS

7/2/20253 min read

Con motivo de celebrarse un nuevo día Nacional de la Agricultura, en nuestra columna de ruralidad entrevistamos a Juan Manuel Rossi, presidente de la FECOFE.

Corresponde recordar que dicha celebración guarda relación con el hecho que un 2 de julio de 1948 se sancionó la Ley 23.246, la llamada Ley de Arrendamiento y Aparcería, un reclamo principal de los sectores rurales desde el llamado «Grito de Alcorta» en 1912. De acuerdo con lo señalado por Rossi: «es uno de los hitos más importantes para la agricultura, para la producción agrícola de nuestro país, para el desarrollo de los productores y de las cooperativas. Fue la época también que más cooperativas se crearon en la historia, más cooperativas agropecuarias en la historia de nuestro país. Muchas de nuestras cooperativas socias de FECOFE son creadas en esa época, porque hubo claramente una iniciativa, una necesidad. Una iniciativa por parte de los productores y una política que ayudaba a que eso se materializara. Y la Ley de Arrendamientos de ese momento fue luego la que creó a 80.000 nuevos productores».

A la hora de implementarse la Ley implicó un sistema de créditos que permitieron a los arrendatarios convertirse en pequeños chacareros. Así lo explicó Rossi: «el Estado le dio un crédito a 30 años a productores que eran arrendatarios casi indigentes, producían muy poco para comer y no mucho más, y se animaron a tomar ese crédito que para ellos en ese momento era impagable, –luego lo pudieron pagar muy fácilmente, terminaron siendo unas cuotas muy baratas, y tuvieron 30 años para pagar la tierra. Ni siquiera tenían para pagar la escritura, que fue uno de los problemas en ese momento, el mismo Estado le financió también la escrituración de esos campos». Sin embargo, complementó su análisis, mostrando la evolución histórica: «Luego vino la dictadura del año 1976 que, como en muchas cosas, rompió, destruyó. Hizo una apertura y una modificación en esta ley que ha permitido al día de hoy el desarrollo de los pooles de siembra, incorporando el contrato accidental, que es un contrato por un año que permite el desarrollo de la agricultura industrial en la Argentina, y la desaparición de muchísimos productores: vía que se fundieron en la década de 1990 y le arremataron los campos, o vía alquiler, es decir, habían arrendado su campo y dejaron de ser productores».

En su análisis, nos encontramos con un cuadro de situación en donde el sistema productivo agroindustrial está crujiendo, pero no aparecen los incentivos para modificarlo: «Nadie se anima a tocar y a discutir el tema tierra, ningún partido político, tampoco el peronismo que es donde se gestó esto. Nosotros, desde nuestro lugar, nos parece que estamos en un momento muy propicio para discutir los alquileres de los campos en la Argentina. A nivel productores hay un consenso generalizado. Te diría que el esquema actual no le sirve ni siquiera a los pooles de siembra, por lo que nos parece que es momento de volver a discutir los arrendamientos y que sea una herramienta para volver a poblar el campo, para que haya nuevos productores». Y concluyó «Se pudo hacer hace muchos años atrás, se puede volver a hacer en la Argentina y con mucha más innovación, usando la tecnología, usando mejor los recursos, más la cabeza, digamos, de los dirigentes, sobre todo».

Al respecto, señaló que la discusión política se encuentra alejada de los temas cruciales para la sociedad: «Hay que volver a discutir y analizar la unidad económica. Discusión que en nuestro país está muy lejana porque hoy no se discute ninguno de esos temas, Nos parece a nosotros hoy está en riesgo la vida de nuestros pueblos. Hay que volver a discutir cómo se ocupa el territorio en la Argentina y cuál es el desarrollo territorial que queremos para nuestro país».

Por último y consultado sobre de qué manera afectan estos temas a la sociedad, se explayó: «Entonces podemos ver importantes supermercados en pueblos muy chicos, pero que son de los propios vecinos, porque en realidad los socios de la cooperativa y los dueños son los propios pobladores del mismo lugar. Y hay muchos ejemplos en nuestro país de que esto es así. Nuestro país se ha desarrollado de esa manera y no nos resignamos a tener que dejar eso porque estemos, en tiempos como estos, un poco desanimados, por el mismo sistema venido a menos y porque la política, y sobre todo la política económica, está toda influenciada y toda la apuesta es a la timba financiera. La economía real es la que pasa por nuestro pueblo».