La salida es Ezeiza
El INDEC dio a conocer los datos de ingreso y egreso de turistas internacionales en el mes de abril. El déficit supera las 700.000 personas. Una decisión política que tiene consecuencias económicas. Mientras tanto el ministro de turismo y cultura de San Luis, Juan Álvarez Pinto, ocupa el tiempo en violentar a personas e instituciones a través de redes sociales.
OPINIÓNNOTICIAS
Pablo Cufré
5/28/20253 min read
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) emitió el informe mensual que registra el movimiento de ingreso y egreso de turistas (personas que pernoctan en el destino) y excursionistas (no pernoctan en el destino) Los datos son contundentes y preocupantes, aunque no inesperados.
Tal como se aprecia en el gráfico que aparece más abajo, el número de personas que viajaron al exterior supera en alrededor de 700.000 a las que ingresaron. Esto demuestra que el fenómeno del “dólar barato” tiene un efecto directo en la actividad turística, y por tanto económica, en todo el país, que se vuelve especialmente perjudicial en provincias y regiones que dependen principalmente de esta industria para su sostenimiento.


La decisión política de abrir la economía, eliminar restricciones para el uso de los dólares y sostener a rajatabla la emisión cero de pesos hace que quienes tienen o pueden acceder a adquirir la moneda estadounidense aprovechen para utilizarlos en la adquisición de bienes importados vía plataformas o directamente viajar al exterior combinando turismo con compras. Todo tiene el mismo efecto: el constante flujo de los flamantes dólares del préstamo del FMI hacia el exterior.
En lo que respecta al turismo, y en particular a la provincia de San Luis, es dato conocido que la temporada de verano fue mala, con un marcado descenso de ocupación y sobre todo de consumo. Esta situación ha derivado, en zonas como Merlo, la Costa y otros destinos de la provincia, en significativas bajas en las ventas de todo tipo de comercios. El impacto de la recesión se aprecia en situaciones como el cierre de locales, atraso en las obligaciones fiscales, endeudamiento para pagar servicios y dificultades para afrontar los alquileres o mantener un stock mínimo, entre otras.
La ausencia casi total del Estado provincial, en línea con el desmantelamiento que lleva adelante el gobierno nacional, es notoria. No hay prácticamente ningún estímulo para atraer turistas y apenas si se repiten slogans y reparten folletos sin ninguna efectividad real. En cuanto a los tradicionales festivales y fiestas patronales, los mismos han padecido notorias fallas de organización e infraestructura, tal como ocurrió recientemente en Renca, la calidad del servicio de internet ha disminuido y se ha descuidado hasta el infinito el mantenimiento de las rutas, lo que aumenta el riesgo de accidentes, todos factores que atentan contra la promoción del destino.
A este panorama bastante desolador se suma la actitud violenta del intendente de Merlo (en licencia) y actual ministro de turismo y cultura, Juan Álvarez Pinto, quien, lejos de enfocarse en su área para buscar soluciones que mejoren la situación, ha decidido ocupar buena parte de su tiempo (y del sueldo asociado al cargo) a estigmatizar a través de las redes sociales a asociaciones civiles y a personas en particular que cuestionan su accionar en la función pública, actividad que vale la pena recordar, ejerce desde hace 15 o 16 años.
Es paradójico que el ministro Álvarez Pinto se dedique a atacar a organizaciones ambientalistas que buscan proteger uno de los mayores atractivos turísticos que tiene la provincia como son las sierras de los Comechingones mientras se ocupa de promover/difundir/impulsar desarrollos inmobiliarios en lugares prohibidos por ley u ordenanza que además no cuentan con factibilidad de uso del agua, un recurso sumamente escaso en una provincia de clima semidesértico.
En definitiva, la grave situación que atraviesa el turismo a nivel internacional, nacional y provincial es otro de los efectos buscados por un modelo que sólo promueve la actividad financiera, favorece el individualismo y desecha cualquier atisbo de producción y generación de trabajo genuino.