«Te amo, te odio, dame más»
Un balance del comienzo del año electoral en nuestro país.
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5/19/20253 min read
«Te amo, te odio, dame más»
Charly García Peperina
Se completó el primer tramo de las elecciones legislativas, con votaciones en el norte (Jujuy, Salta y Chaco), la ciudad de Bs. As. y en nuestra provincia de San Luis.
En todos los casos el denominador común fue la disminución, muy importante, del porcentaje de participación respecto de las anteriores elecciones (también del voto en blanco y el nulo) a pesar de que siguen siendo obligatorias.
En segundo término, se destaca también el buen desempeño del oficialismo nacional, en algunos casos en alianza explícita o implícita con los gobiernos locales, y en CABA, directamente absorbiendo a buena parte del electorado del PRO.
Sería demasiado ambicioso de nuestra parte pretender explicar las causas para este fenómeno, pero sí podemos señalar algunos datos, hacernos preguntas y buscar respuestas.
Primer dato: la política tradicional NO da respuesta a las demandas de la sociedad. La frase de que es la herramienta para modificar la realidad está vacía de contenido.
Segundo dato: No hay percepción del enlace entre el discurso y las acciones. Posiblemente sea porque el discurso dominante se adapta a lo que cada uno quiere oír en un momento en particular, sin importar ni la propia contradicción entre las ideas ni de éstas con la realidad.
Tercer dato: el factor aglutinante para el voto mayoritario sigue siendo el antiperonismo.
Cuarto dato: las instituciones, las reglas de convivencia y la idea misma de la democracia están cuestionadas, o simplemente ignoradas, en función de los intereses individuales.
Quinto y último dato: los cuatro anteriores no se producen por generación espontánea, son consecuencia de la aplicación de desarrollos teóricos elaborados y financiados por grupos de poder globales.
A partir de estos pocos puntos, por supuesto que hay más, podemos preguntarnos, primero que nada, si buena parte del electorado está cómodo o resignado con esta actualidad. El no-voto, el blanco o el nulo podrían estar expresando estos sentimientos, aun minimizando el hecho de aceptar que otros decidan el rumbo o sin sentirse comprometido a intervenir.
Si la respuesta a lo anterior es sí y queremos revertirla, entonces debemos cuestionar la propia conducta del espacio peronista/nacional-popular, tanto en una dirigencia que ni sale a caminar la calle ni entiende cómo funciona el mundo digital y, peor aún, en muchos casos lo desprecia, como la de una militancia que, por miedo a la persecución, intereses sectoriales, egoísmos, desamparo o estigmatización social, se ha retraído hacia expresiones mínimas y muchas veces cerradas sobre sí misma.
La siguiente cuestión es entender que ni se debe negar la realidad (que es la única verdad) ni que hay que echarle la culpa de todo a fuerzas oscuras e insondables, ni creer que no disponemos de las herramientas o los conocimientos para buscar formas nuevas de intervención. Acá la pregunta es: ¿Queremos?
Otro aspecto que llama la atención es la aparente contradicción entre lo que vemos a diario en las protestas por los aumentos de tarifas, por el retraso de los salarios, por los despidos, el desfinanciamiento de salud y educación, por la inflación, la represión jubilados y pensionados, actuales y futuros, o la violencia simbólica contra opositores, eventuales disidentes e incluso neutrales, que descargan el propio presidente, sus funcionarios y empleados a través de redes sociales, en particular X (twitter), y el resultado positivo obtenido por el oficialismo en las distintas votaciones. Pareciera que hay algo que a pesar de todo, el gobierno está comprendiendo respecto del funcionamiento de la sociedad. La frase de Charly que encabeza esta nota lo resume bien.
Cabría preguntarse en qué punto se produce ese encuentro de intereses aparentemente contrapuestos entre una sociedad que sufre pero que a la vez acepta e incluso acompaña un modelo de exclusión. Si arriesgamos, una parte de la respuesta posiblemente sea la instalación de la idea de que la culpa es del otro, aunque padezca lo mismo que yo.
Para cerrar, ya muchas veces nos quisieron hacer creer que «la historia terminó» y que no hay alternativas. Todas esas veces fueron desmentidas por la realidad, pero eso no significa que se va a resolver sólo por el simple paso del tiempo. No podemos dejar de hacer, de pensar, de entender y de adaptarnos para encontrar nuevas respuestas.
En principio tenemos una sola vida en este plano y tenemos el derecho y la obligación de vivirla los más plenamente posible, buscando siempre el mayor desarrollo personal en el marco de una realización y armonía del “nosotros” con quienes nos ha tocado convivir.